18/07 - Interés para la salud

Síndrome Urémico Hemolítico

El Síndrome Urémico Hemolítico (SUH) es una enfermedad grave pero prevenible. Afecta, sobre todo, a los niños de entre 6 meses y 5 años. Provoca insuficiencia renal aguda, anemia y alteraciones neurológicas. 

 

En Argentina, el Síndrome Urémico Hemolítico (SUH) constituye la principal causa pediátrica de insuficiencia renal aguda y la segunda de insuficiencia renal crónica. Según información del Ministerio de Salud de la Nación, esta enfermedad es responsable del 20% de los trasplantes de riñón en niños y adolescentes.

La Escherichia coli es una gran familia de bacterias, de las cuales la mayoría son inofensivas; algunos tipos de ellas pueden causar enfermedades, como la escherichia coli productora de toxina Shiga. Ésta puede causar una diarrea sanguinolenta que, usualmente, se cura sola, pero que puede complicarse.

 

Desde el Servicio de Pediatría detallan que lo más común es que esté precedido por un cuadro de gastroenteritis. Pero también hay casos atípicos que se dan sin diarrea.

 

Estas bacterias provocan micro sangrados al nivel del intestino y falla renal aguda. Esto último es  lo más grave y la causa por la que muchos pacientes terminan dializados o trasplantados.

 

¿Cómo se contagia?

Se contagia como una gastroenteritis, por medio de las manos. Por consumo de agua o alimentos contaminados con esta bacteria, como carnes de vaca sin cocción completa, especialmente la carne picada, o productos lácteos sin pasteurizar y verduras que se consumen crudas. También se puede adquirir por la falta de higiene en las manos de quien manipula los alimentos.

 

Desde Senasa recomiendan que para evitar la contaminación se debe cocinar bien la carne hasta la desaparición de jugos rosados, lavar con agua segura los vegetales que se consumen crudos –como la lechuga y el repollo– y se debe evitar el consumo de leche sin pasteurización o productos elaborados con leche sin pasteurizar.

 

¿Cuándo consultar al médico?

El SUH puede presentarse a través de síntomas como fiebre, vómitos y diarrea, sangre en las heces, irritabilidad, debilidad y letargo, falta de producción de orina, palidez, hematomas, hemorragias subcutáneas en forma de pequeños puntos rojos (petequias) y coloración amarillenta de la piel (ictericia). El período de incubación de la enfermedad es de 3 a 9 días. 

 

En una diarrea que está muy prolongada, que viene con varios días de evolución o con compromiso del estado general, se debe concurrir al médico para hacer un cultivo de la materia fecal. 

“Solo se medican casos puntuales, porque se puede cometer el error de medicar con antibióticos y provocar que la toxina se libere a la sangre y se genere un problema a raíz de haberlo medicado.  En general el cuadro cede mucho antes de tener que medicar. Una vez que medicamos estamos muy alertas, que orine bien, que no tenga otra alteración en el análisis de laboratorio”, finalizaron desde el Servicio de Pediatría.