Día Mundial del Melanoma
El melanoma es un tipo de cáncer de piel agresivo. La exposición solar es el principal factor de riesgo. En su gran mayoría se pueden prevenir y curar.
Se manifiesta por la aparición de una pequeña área pigmentada sobre la piel sana o por la modificación del tamaño o del color de un lunar. Los melanomas se originan a partir de melanocitos, células que producen el pigmento (melanina) de la piel normal, en zonas adyacentes a un lunar o directamente sobre un lunar pre-existente.
Esta variedad es menos frecuente que las demás, pero puede ser más grave. Siempre y cuando sea diagnosticado de forma temprana, se lo puede curar. No obstante, si no se atiende, el melanoma tiene una probabilidad mucho mayor de propagarse a otras partes del cuerpo.
Tienen mayor riesgo de padecer un melanoma aquellas personas con pieles muy blancas que siempre se enrojecen y nunca se broncean; las personas que tienen gran número de lunares, quienes presentan lunares atípicos y parientes directos de familiares que han padecido melanoma.
El factor prevenible más importante es la exposición solar repetida. Las personas que más se exponen a los rayos ultravioletas (rayos UV) tienen más probabilidades de padecer cáncer de piel.
PREVENCIÓN
Los siguientes cuidados frente a la exposición solar deben mantenerse durante todo el año:
- Evitar exponerse al sol entre las 10 horas y las 16 horas.
- Protegerse en lugares a la sombra.
- Cubrirse con ropas, sombreros y anteojos de sol.
- Los colores oscuros y las telas de trama cerrada impiden mayor paso de rayos UV, pero suelen ser calurosas. En verano se recomienda el uso de colores claros y prendas holgadas.
- Utilizar protector solar de más de 30 FPS (Factor de Protección Solar).
- Proteger especialmente a los niños del sol. Los bebés menores de 1 año deben evitar completamente la exposición. Los niños mayores de un año, deben recibir mucha atención ya que realizan numerosas actividades al aire libre y tienen la piel más sensible que los adultos.