02/07 - Interés para la salud

Abordaje de los trastornos neurocognitivos

Los trastornos neurocognitivos implican una alteración de las funciones cerebrales superiores tales como la memoria, el lenguaje, la atención, orientación, así como también modificaciones en la conducta y el aprendizaje.  Desde el Servicio de Terapia Ocupacional Adultos explican que dichas alteraciones pueden ser generadas por diversas causas, tales como:  la enfermedad de Alzheimer, traumatismos de cráneo, VIH, enfermedad de Parkinson, enfermedades vasculares, demencia Fronto-Temporal, demencia por cuerpos de Lewy, entre otras. 

 

Existe consenso científico acerca de la relevancia de la detección y tratamiento precoz del trastorno neurocognitivo y su posible causa para favorecer y promover la mejor calidad de vida posible para la persona que lo padece, como así también para su familia y entorno. 

 

Una de las herramientas necesarias y fundamentales para su detección es la evaluación neuropsicológica que consiste en la aplicación de test y análisis de los mismos con el objetivo de determinar niveles de funcionamiento de los diferentes dominios cognitivos, así como también su perfil de desempeño e impacto en la vida cotidiana.

 

TRATAMIENTO

El tratamiento de los trastornos neurocognitivos se encuentra conformado por un conjunto de procedimientos y técnicas para alcanzar el máximo rendimiento cognitivo y funcional posible, es decir, mejorar y/o compensar a través de nuevos aprendizajes de habilidades los déficits disminuyendo al mínimo el impacto negativo en las actividades cotidianas de la vida diaria.

 

El enfoque del tratamiento se encontrará determinado por las características de la persona, diagnóstico, fase del proceso, etc.  Actualmente se reconocen dos posibles abordajes: Restauración de la función alterada y Compensación de la función afectada. 

 

Restauración de la función alterada: implica el supuesto de que la red neural que participa en la ejecución de la tarea programada está siendo entrenada, facilitando, acelerando y dirigiendo la recuperación neuronal y los mecanismos de recuperación, promoviendo la plasticidad neuronal. La estimulación desde ésta modalidad de abordaje suele iniciarse con tareas sencillas de complejidad creciente a partir de los progresos sesión a sesión.

 

Compensación de la función afectada: asume que el tratamiento induce la sustitución de la función por medio de una reorganización funcional, por ello, se intenta potenciar el empleo de diferentes mecanismos alternativos o habilidades preservadas. En otros términos, se ponen en marcha nuevos procesos cognitivos distintos de los afectados para compensar su déficit.

 

Abordajes compensatorios más frecuentes:

Entrenamiento en habilidades específicas: Diferentes estudios han puesto de manifiesto que la práctica de una determinada tarea mejora el desempeño de forma progresiva, con la excepción de que no siempre estos aprendizajes son generalizables a otras habilidades.

Entrenamiento en estrategias metacognitivas: conjunto de herramientas cognitivas y conductuales cuyo objetivo es que la persona incorpore una serie de estrategias útiles para controlar y supervisar su desempeño. Este tipo de intervenciones tiene algunas limitaciones, ya que el aprendizaje de estrategias requiere la capacidad de la persona para reconocer e iniciar su utilización en el entorno.

-Uso de ayudas externas: Implica el uso de dispositivos o herramientas que ayudan a la persona a estructurar la información y a iniciar actividades previamente planeadas, como calendarios, agendas, listas, relojes, etc. 

Modificación del entorno y acomodación/ajuste de las actividades: la adaptación de la tarea o el entorno tiene como objetivo facilitar la realización de las actividades a la persona, eliminando barreras y posibles distractores, aportando claves para realizar la tarea y guías para el proceso de la actividad. El uso de estas estrategias implica la evaluación de la persona y su entorno y el impacto del mismo en la cotidianeidad. 

El inicio del tratamiento de manera precoz permitirá minimizar los efectos negativos producidos por el trastorno neurocognitivo, favoreciendo el incremento de la independencia y autonomía en las actividades de la vida diaria.