La Dra. Gabriela Morán Faienzo, Especialista Jerarquizada en Gastroenterología, explica que el celiaquismo se trata de una condición crónica que se precipita con la ingesta de proteínas que se encuentran en el trigo, avena, cebada y centeno, llamadas comúnmente gluten. La misma afecta al intestino delgado, en personas genéticamente predispuestas a través de mecanismos inmunológicos.

Es una enfermedad común a nivel mundial, que afecta a 1 de cada 100 a 300 personas. Es más frecuente en mujeres, con una relación 3/1 respecto de los hombres.

La ingesta de gluten genera inflamación y lesión de la mucosa intestinal, con alteración en la absorción de nutrientes como el hierro, calcio, grasas, vitaminas. Además, se afectan otros órganos, por mecanismos aún no bien conocidos. 

SÍNTOMAS

Por esta razón, el espectro de síntomas o la forma en que se presenta, es muy variada.

En la niñez, es más común la manifestación en forma de diarrea crónica con distensión abdominal, pérdida de peso, baja talla, por malabsorción de nutrientes.

A edades más tardías puede presentarse con anemia por falta de hierro, defectos del esmalte dentario, osteoporosis, aftas orales recurrentes, trastornos ginecológicos cómo infertilidad, recién nacidos con bajo peso, trastornos psiquiátricos cómo depresión, fatiga, debilidad, irritabilidad, entre otros.

Existe un grupo de personas asintomáticas que por antecedente de familiares directos con enfermedad celíaca o por padecer enfermedades asociadas a la misma, cómo diabetes insulino dependiente, tiroiditis, hepatitis autoinmune, síndrome de Down, se consideran grupo de riesgo.

En la última década se ha visto un aumento en los casos a edades más avanzadas, tal vez debido a un mayor índice de sospecha y al mejor acceso a los test diagnósticos.

Es importante, ante la menor sospecha, consultar con un gastroenterólogo para poder realizar un análisis de sangre que determinará la probabilidad de ser celíaco. En caso de resultar positivo se deben tomar biopsias de intestino, por medio de una endoscopía digestiva alta, para confirmar el diagnóstico. Una vez confirmado el mismo, se podrá empezar el tratamiento.

TRATAMIENTO

El único tratamiento disponible y aceptado hasta la actualidad, es la dieta libre de gluten. La misma revierte la inflamación y lesión intestinal.

Una dieta estricta y permanente permite controlar los síntomas y evitar las consecuencias del déficit nutricional a edades tempranas, si el diagnóstico se realiza precozmente.

Por esta razón, es importante la sospecha ante síntomas o antecedentes compatibles e identificar a personas de grupos de riesgo.