Estrés y enfermedades gastrointestinales
Cada vez son más las personas que consultan al médico por síntomas gastrointestinales menores o inespecíficos como dolores, hinchazón, digestión lenta o ardor en la boca del estómago. Desde el Servicio de Gastroenterología y Endoscopía explican que esos síntomas van de la mano con el estilo de vida que llevamos actualmente y se dan en personas de todas las edades. Para evitar o mejorar los síntomas de manera natural no alcanza solo con reducir el estrés, sino que es necesario modificar varios aspectos de nuestro estilo de vida, entre ellos la dieta, cómo abordar lo laboral, cómo abordar el tiempo libre, y la realización de actividad física regular.
Hoy en día se conoce cada vez más al eje cerebro-intestino. Se sabe que después del cerebro, el intestino es el órgano con mayores terminaciones nerviosas o neuronas del organismo, y es por eso que tiene conexiones directas, indirectas y autonómicas (es decir que nosotros no influimos). Por este motivo, queriendo o sin querer el cerebro afecta directamente en cómo se mueve el intestino delgado, en cómo se vacía el estómago, cómo absorbe los alimentos, cómo se mueve el intestino grueso, generando los síntomas que tenemos: dolor, distención, diarrea, constipación. Y también se sabe que cuando uno está bien o está de vacaciones generalmente estos síntomas no ocurren.
Lo que desde el Servicio de Gastroenterología y Endoscopía recomendamos a todos nuestros pacientes es llevar una vida saludable desde distintos aspectos.
RECOMENDACIONES
– Llevar una dieta saludable sin restricciones (a menos que se tenga una intolerancia específica).
– Comer una buena cantidad de frutas y verduras. Con o sin cáscara, con o sin semilla, las frutas y verduras ayudan a mejorar el tránsito intestinal.
– A partir de los 65 años la mayoría de la población tiene divertículos, y hay un mito que habla de no comer cereales, semillas o tener cuidado con determinadas verduras, pero hoy en día se sabe que eso no es así.
– Algo fundamental para todas las personas, independientemente de la edad que tengan es hacer actividad física de manera regular, por lo menos tres veces a la semana. Caminar, correr, andar en bici, nadar.
– También es muy importante agregar a la rutina diaria la actividad recreativa, esto es hacer algo que uno tenga ganas de hacer por lo menos una hora al día todos los días. Es la mejor manera de manejar las tensiones del día a día y de evitar las enfermedades o los síntomas que nos genera el estilo de vida que hoy llevamos. El celular, el estar conectados las 24 hs, el querer estar en todo tiene sus efectos adversos. Estas pequeñas cosas son las que ayudan a mejorar el día a día.