Vértigo en los niños
El vértigo en el niño es una patología poco frecuente, pero además ha sido subvalorada y poco citada en la literatura.
La Dra. Sabrina Álvarez, Especialista Universitaria en Otorrinolaringología y parte del Servicio de Otorrinolaringología, explica que el vértigo es definido como la sensación de movimiento del propio cuerpo o del ambiente circundante. Es un síntoma que se origina por múltiples causas. Las alteraciones del equilibrio en el niño no son equiparables a las del adulto fundamentalmente porque la etiología es diferente predominando el vértigo paroxístico benigno de la infancia (VPBI) y la inestabilidad relacionada con la otitis media serosa.
El vértigo suele ser difícil de identificar en los niños, pues ellos son a menudo incapaces de describir sus síntomas y pueden sólo sentirse inestables. Los episodios pueden ser de corta duración, tener signos vegetativos (náuseas, vómitos) asociados, o ser confundidos con un trastorno de la conducta.
DIAGNÓSTICO
Para efectuar el diagnóstico es de especial importancia realizar una historia clínica detallada y un examen otoneurológico completo. No se puede disociar este problema de otros que el niño pueda tener en su situación cotidiana (dificultades de aprendizaje, de concentración, de comportamiento) ni el impacto que un déficit vestibular pueda tener en habilidades tan importantes como la agudeza visual, la capacidad lectora y la marcha.
La historia clínica es de crucial importancia para establecer el diagnóstico diferencial en el niño con vértigo. Desafortunadamente, la habilidad del paciente para relatar detalladamente sus síntomas se ve limitada por el desarrollo incompleto del lenguaje en edad preescolar. Los padres pueden proporcionar observaciones claves respecto a frecuencia de los síntomas, duración, hora de comienzo, síntomas asociados y factores agravantes y atenuantes.
Los antecedentes de infección congénita, incluido VIH, y exposición a drogas ototóxicas son importantes. La historia de retraso motor previo, traumatismo craneoencefálico, otitis media recurrente, alergia, o trastornos inmunes pueden jugar un papel en el diagnóstico. La historia familiar es fundamental y debe investigarse pérdida auditiva, vértigo, migraña, síndromes hereditarios y crisis epilépticas.
Finalmente, en la descripción clínica del niño con vértigo deben incluirse las siguientes asociaciones: pérdida auditiva, pérdida de conciencia o control postural, o cualquier otro signo o síntoma neurológico.
Durante el examen físico es necesario tener en cuenta que los resultados normales deben de ser considerados de acuerdo a:
1) La edad del niño
2) El estado de maduración de los reflejos vestíbulo-oculomotores y vestíbulo-espinales
3) El control postural. En general se puede decir que el sistema vestibular está plenamente activo al nacimiento, pero el sistema sacádico, de seguimiento y el reflejo vestíbulo-ocular maduran progresivamente. Es fundamental realizar una otoscopia y evaluar el estado del oído medio.
OTITIS MEDIA Y OTITIS MEDIA SEROSA
La otitis media y la otitis media serosa son dos de las enfermedades otológicas crónicas más comunes en la niñez y son consideradas las causas más frecuentes de trastornos vestibulares en niños. La otoscopia y los estudios audiológicos confirman estas enfermedades y determinan el grado de pérdida auditiva asociada.
La audiometría completa y el examen de la función vestibular (test de impulso cefálico video asistido) deben realizarse siempre. La resonancia magnética de cerebro debe realizarse según la sospecha diagnóstica del paciente.
El adecuado afrontamiento del niño con vértigo, que parte por la sospecha clínica en un paciente que no se puede expresar por su corta edad, es fundamental para establecer el diagnóstico correcto y efectuar los tratamientos adecuados según la causa de vértigo en cada caso